El Lenguaje de Las Cosas Muertas
De acuerdo a la constante intención de Carlos Castro por recontextualizar formal y simbólicamente objetos e imágenes con carga social y política encontradas en su entorno, El lenguaje de las cosas muertas trae a este espacio algo que va más allá de la forma, algo otro. Trae consigo fragmentos de figuras políticas y religiosas encontradas en depósitos, objetos, ruinas y sonidos que entonan la voz del individuo para, en este ámbito, entenderlo como colectivo, apropiándose de la figura del ícono para hablar de cualquier otro individuo.
A partir de la indispensable variedad de íconos culturales, es un lenguaje que transfigura, nombra y denota experiencias y particularidades propias de la vida escolar. En juego con elementos que marcaron la vida del artista en el Colegio, Castro apela al uso de metáforas para referirse a eventos específicos que transforman al individuo a partir de la triangulación colegio-monumento-iglesia.
Las diferentes inspecciones que aquí se proponen, son lecturas complementarias a las dadas a simple vista por el objeto. La materia como metáfora del cuerpo y el objeto como escenario, los mártires de la patria, la pintura en pequeño formato y la representación de figuras conmemorativas tejen una relación corporal violenta sobre el objeto en desuso que aquí adquiere un nuevo sentido. Es pues, un lenguaje provocador, un lenguaje que entre otras cosas aparece entre graves y agudos, un lenguaje que quiere entender su musicalidad señalando la armonía del sistema, esa que vulnera y transloca.
Camila Jamaica